martes, 22 de septiembre de 2009

Causa V Cuerpo: Fiscalía pidió elevar a juicio oral un nuevo tramo

El martes pasado, la Unidad Fiscal que actúa en causas por violaciones a los Derechos Humanos de nuestra ciudad solicitó la elevación a juicio de procesados por delitos de Lesa Humanidad, entre los que se encuentran los miembros del servicio penitenciario bonaerense Leonardo Luis NÚÑEZ, Andrés Reynaldo MIRAGLIA y Héctor Luis SELAYA; los miembros de la Policía Federal Argentina Héctor José ABELLEIRA, Carlos Alberto CONTRERAS, Vicente Antonio FORCHETTI y Héctor Arturo GONCALVES; y los integrantes del Ejército, Argentino Cipriano TAUBER y Julián Oscar CORRES. ¿Quién es quién? ¿Cómo organizaron el genocidio? ¿Cuáles son sus responsabilidades?

(Información extraída de la REQUISITORIA PARCIAL DE ELEVACIÓN A JUICIO: "Abel D. CÓRDOBA, Fiscal Federal Subrogante – Resolución MP 47/2009– y Antonio H. CASTAÑO, Fiscal Federal; en el expediente nro. 05/07 caratulado “Investigación de delitos de Lesa Humanidad cometidos bajo control operacional del Comando Vto. Cuerpo de Ejército”".)

La subzona 51, comandada por el segundo comandante del Vto. Cuerpo de Ejército con asiento en Bahía Blanca, abarcaba parte del territorio de la provincia de Río Negro, concretamente los departamentos Avellaneda, Pichi Mahuida, 25 de mayo, 9 de julio, Valcheta, San Antonio, Adolfo Alsina y Conesa; en tanto que quedaba también comprendido el partido de Patagones, sur de la provincia de Buenos Aires, cuya ciudad cabecera también fue escenario de la represión estatal.
En lo que hace a la planificación territorial del plan represivo en cuyo marco se consumaron los hechos resulta pertinente destacar que en la ciudad de Viedma se encontraba el Distrito Militar Río Negro, que conformaba el Vto. Cuerpo y se encontraba, a la época de los hechos en cuestión, bajo el mando del teniente coronel PADILLA TANCO.
Sin perjuicio del enclave militar, el Comando de Subzona contaba con el control operacional de la Delegación Viedma de la Policía Federal Argentina.
(...) El grupo de tareas a cargo del entonces comisario de la Delegación Viedma de la Policía Federal Argentina, Vicente Antonio FORCHETTI aplicó ese diseño territorial de la represión y junto con el personal a su cargo (entre sus consortes de causa se encuentran ABELLEIRA, GONCALVES y CONTRERAS, todos subalternos de FORCHETTI), consumaba persecuciones, secuestros, tormentos, simulacros de fusilamientos y traslados de víctimas a centros clandestinos de detención organizados en la órbita militar donde continuaba el calvario de las víctimas.
La modalidad clandestina con que actuó el grupo al mando de FORCHETTI resulta evidenciada en la prescindencia de uniformes y la utilización de diferentes vehículos propios y de la delegación Viedma de Policía Federal Argentina.
El indefectible itineriario que hacían con las víctimas tenía continuación con su entrega a los mandos militares donde continuaba el cautiverio y los tormentos iniciados en los lugares en que interceptaban a las víctimas.

CORRES estuvo destinado en una de las divisiones del Departamento II “Inteligencia”. Durante los años 1976 y 1977, sus superiores fueron Walter Bartolomé TEJADA (actualmente procesado en la misma causa), Jefe de la división en que revistaba CORRES y Aldo Mario ÁLVAREZ, Jefe de Departamento II “Inteligencia” (prófugo con pedido de captura); ambos, el 15 de octubre de 1976, calificaron a CORRES tras su primer año comisionado, en esa ocasión, emitieron el juicio sintético de considerarlo “Uno de los pocos sobresalientes para su grado”.
En su permanencia en el territorio de la subzona 51, CORRES participó de operativos “antisubversivos”, realizó tareas de infiltración propias de la especialidad de inteligencia y actuó en el centro clandestino de detención “La Escuelita”, donde integraba las guardias siendo uno de los jefes al tiempo que ejecutaba sesiones de torturas e interrogatorios a las víctimas cautivas.
Quienes convivieron con el procesado en la Casa de Huéspedes del Comando Vto. Cuerpo de Ejército, ubican a CORRES – junto con SOSA, CASELA, MASSON y MÉNDEZ por ejemplo- dentro del grupo operativo que hacía “…habitualmente referencia a episodios de la lucha anti-subversiva, tales como allanamientos, enfrentamientos, etc. Se referían al lugar donde eran llevadas personas detenidas en dichos operativo como a “la escuelita…”.

Para la responsabilidad de TAUBER, "resulta definitoria por los hechos que se le imputan, su ubicación funcional en el ámbito de la alegada “lucha antisubversiva”, concretamente su condición de Jefe del Área de Defensa 511, cuyo territorio se encontraba bajo su órbita y función que tenía como finalidad “el combate contra la subversión”, consigna bajo la cual fueron agredidos en sus bienes fundamentales y condición humana las víctimas de los hechos en cuya co-autoría criminal mediata incurrió.
En las instalaciones del Batallón de Comunicacione 181 transcurrió el cautiverio y se aplicaron tormentos durante la Jefatura a cargo de TAUBER, funcionando además en conexión con el centro clandestino de detención “La Escuelita” ubicado en los fondos del predio militar.
Desde su ubicación jerárquica y funcional, TAUBER junto con la Plana Mayor de la Unidad Militar en que ejercía la Jefatura, fue uno de los eslabones imprescindibles de la cadena de mando por medio de la cual emitía y transmitía órdenes cuyo cumplimiento generó las circunstancias de cada uno de los hechos descriptos.

El curso de los ilícitos descriptos tenía comienzo con la persecución por parte del personal de la especialidad de inteligencia y seguía luego con el secuestro violento del ámbito laboral u hogareño de las víctimas.
El cautiverio para interrogar en centros clandestino en ámbitos militares o bajo su control era lo que indefectiblemente ocurría luego, y esa reducción perduraba hasta la eliminación física en diferentes modalidades como ser la desaparición del cuerpo, el fusilamiento o el simulacro de falsos enfrentamientos pretendidamente bélicos.
En aquellos casos en que las víctimas no eran dejadas en la vía pública o descampados, se producía su traslado a la Unidad Carcelaria Nro. 4 de esta ciudad, donde seguían padeciendo tormentos y sesiones de interrogación, las que en ocasiones llevaban a cabo en dependencias del Servicio Penitenciario Bonaerense los mismos verdugos que actuaban en centros clandestinos de detención, además del propio personal del penitenciario.

La Unidad Carcelaria Nro. 4 en el marco del plan sistemático extensamente analizado era una de las instituciones que se encontraban bajo el ámbito de influencia del Comando Vto. Cuerpo de Ejército; constituía la instancia de transición hacia la “legalización” o “blanqueo” de los cautiverios perpetrados desde los mandos militares, para lo cual, personal del servicio penitenciario bonaerense que revistaba en la U.P. 4 coordinaba con quienes llevaban a cabo la salida de los cautivos del centro clandestino, produciéndose la transición y entrega de las personas al personal penitenciario, lo que ocurría en descampados, a la vera de alguna ruta y en cercanías del CCD “La Escuelita”.
Las víctimas provenientes de los centros clandestinos de detención organizados en la órbita militar eran alojadas en pabellón especial y allí continuaron sujetos al accionar de interrogadores, guardias, secuestradores y altos jefes que revistaban en el Comando de Cuerpo con asiento en esta ciudad donde se hacían presentes a continuar con las sesiones de interrogatorios y tormentos a las víctimas que habían pasado previamente por CCD.
En ese contexto Andrés Reynaldo Miraglia y Héctor Luis Selaya fueron quienes regentearon la Unidad Penitenciaria N° 4 de Villa Floresta durante la aplicación del Terrorismo de Estado y Leonardo "Mono" Núñez fue el "enlace" entre dicha cárcel y La Escuelita.

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