Según se informó desde la Fiscalía General, hace minutos fue detenido en la ciudad de Buenos Aires el ex juez federal Guillermo Federico Madueño en el marco de la causa 05/07 que investiga delitos de lesa humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejército.
Su procesamiernto y pedido de captura había sido solicitado por su colega titular del Juzgado Federal Nro. 1, Álcindo Álvarez Canale, en octubre pasado a pesar que la solicitud fue realizada en 2006 por el entonces fiscal general Hugo Omar Cañón.
Tras su participación en la aplicación del terrorismo de Estado a cargo del juzgado federal que le entregó su amigo Adel Vilas y su estimable atención para con los interrogatorios bajo tortura de detenid@s-desaparecid@s, Madueño fue nombrado por el gobierno menemista en 1989 juez del Tribunal Oral Federal Nro. 5. Como tal usó sus poderes para eximir de responsabilidad penal a represores y aliados de Menem.
"Mi relación era con el juez federal de esta ciudad, doctor Guillermo Federico Madueño. Nos reuníamos en compañía de nuestras esposas en el domicilio del general Azpitarte, ubicado en el barrio Palihue. Las señoras se iban al comedor mientras el juez, el general y yo permanecíamos en el living conversando secretamente de todo lo que acontecía en la subzona 51 contra la subversión y el terrorismo, lo que dio intervención al doctor Madueño a hacer la investigación en la Universidad Nacional del Sur", declaró el general Vilas, segundo comandante del V Cuerpo, ante la Cámara Federal de Bahía Blanca en 1987.
El juez Madueño era el encargado de rechazar los hábeas corpus presentados por los familiares de los secuestrados, entregarles los cadáveres ametrallados o calcinados, ordenar seccionar las manos de los supuestos NN para luego simular su identificación y por fin sobreseer y archivar en tiempo record las causas por los fusilamientos que las Fuerzas Armadas difundían como enfrentamientos. Esta colaboración lo convertía junto con el diario naval de Diana Julio de Massot en un eslabón fundamental de las operaciones psicológicas que Vilas.
Sus secretarios de juzgado, la doctora Gloria Girotti y el doctor Hugo Mario Sierra (que aún es titular de las cátedras Derecho Penal I y II en la Universidad Nacional del Sur), sospechosamente se han negado a colaborar con la causa detrás de la excusa de no saber lo que pasaba en el juzgado con relación a estos hechos, cuando todo el mundo sabe que son los secretarios de cualquier juzgado los mejores conocedores de TODO lo que allí sucede.
Entre 1975 y fines de 1978, Madueño junto a Sierra fueron la pata judicial del terrorismo de Estado en Bahía Blanca: se encargaron de rechazar los habeas corpus presentados por los familiares de los desaparecidos, de cerrar en tiempo record y sin investigar los fusilamientos que el Ejército hacía pasar por enfrentamientos en los comunicados falsos que publicaba La Nueva Provincia, de entregar los cadáveres ametrallados e incluso de ordenar seccionar las manos de falsos NN para luego simular su identificación. Mientras tanto, se prestaron a una parodia de juicio por "infiltración ideológica marxista" en la UNS que un grupo de profesores padeció con años de humillaciones en las cárceles de la dictadura.
La colaboración del juez con la represión ilegal comenzó en diciembre de 1975, cuando archivó sin investigar la muerte por torturas de Daniel Bombara, el primer desaparecido de esa ciudad. Para justificar su muerte el comando adujo que mientras lo trasladaban en un patrullero, esposado y acompañado por tres policías, Bombara había logrado abrir la puerta y se había tirado al asfalto. Un día después, para no entregar su cadáver con signos de tortura, simularon que un grupo de desconocidos lo había robado de la ambulancia policial que lo trasladaba a la morgue.
Ya en dictadura, en abril de 1976, una mujer secuestrada en el mismo raid que Bombara le contó que habían sido detenidos por civiles y luego torturados. Madueño hizo oídos sordos, la sobreseyó pero no investigó la denuncia por torturas ni reabrió la causa de la ambulancia.
Volviendo al testimonio de Vilas, una vez invitó al juez a visitar el campo clandestino La Escuelita pero Madueño se negó, aunque admitió: "Ya estoy integrado: menudo trabajo tengo con la investigación en la universidad". El juicio a los profesores de la UNS, publicitado por el diario de la familia Massot como un ejemplo de lucha contra el marxismo infiltrado en la universidad, incluyó golpes y humillaciones a un grupo de profesores por parte del subcomisario Félix Alejandro Alais, ex miembro de la Triple A, cuñado de Suárez Mason y hoy a cargo de la agencia de seguridad Fast. Varios profesores contaron cómo Madueño y Sierra los interrogaban en la misma comisaría donde eran torturados y les insinuaban que ratificaran sin leer la declaración tomada por Alais si no querían seguir en los calabozos.
Su procesamiernto y pedido de captura había sido solicitado por su colega titular del Juzgado Federal Nro. 1, Álcindo Álvarez Canale, en octubre pasado a pesar que la solicitud fue realizada en 2006 por el entonces fiscal general Hugo Omar Cañón.
Tras su participación en la aplicación del terrorismo de Estado a cargo del juzgado federal que le entregó su amigo Adel Vilas y su estimable atención para con los interrogatorios bajo tortura de detenid@s-desaparecid@s, Madueño fue nombrado por el gobierno menemista en 1989 juez del Tribunal Oral Federal Nro. 5. Como tal usó sus poderes para eximir de responsabilidad penal a represores y aliados de Menem.
"Mi relación era con el juez federal de esta ciudad, doctor Guillermo Federico Madueño. Nos reuníamos en compañía de nuestras esposas en el domicilio del general Azpitarte, ubicado en el barrio Palihue. Las señoras se iban al comedor mientras el juez, el general y yo permanecíamos en el living conversando secretamente de todo lo que acontecía en la subzona 51 contra la subversión y el terrorismo, lo que dio intervención al doctor Madueño a hacer la investigación en la Universidad Nacional del Sur", declaró el general Vilas, segundo comandante del V Cuerpo, ante la Cámara Federal de Bahía Blanca en 1987.
El juez Madueño era el encargado de rechazar los hábeas corpus presentados por los familiares de los secuestrados, entregarles los cadáveres ametrallados o calcinados, ordenar seccionar las manos de los supuestos NN para luego simular su identificación y por fin sobreseer y archivar en tiempo record las causas por los fusilamientos que las Fuerzas Armadas difundían como enfrentamientos. Esta colaboración lo convertía junto con el diario naval de Diana Julio de Massot en un eslabón fundamental de las operaciones psicológicas que Vilas.
Sus secretarios de juzgado, la doctora Gloria Girotti y el doctor Hugo Mario Sierra (que aún es titular de las cátedras Derecho Penal I y II en la Universidad Nacional del Sur), sospechosamente se han negado a colaborar con la causa detrás de la excusa de no saber lo que pasaba en el juzgado con relación a estos hechos, cuando todo el mundo sabe que son los secretarios de cualquier juzgado los mejores conocedores de TODO lo que allí sucede.
Entre 1975 y fines de 1978, Madueño junto a Sierra fueron la pata judicial del terrorismo de Estado en Bahía Blanca: se encargaron de rechazar los habeas corpus presentados por los familiares de los desaparecidos, de cerrar en tiempo record y sin investigar los fusilamientos que el Ejército hacía pasar por enfrentamientos en los comunicados falsos que publicaba La Nueva Provincia, de entregar los cadáveres ametrallados e incluso de ordenar seccionar las manos de falsos NN para luego simular su identificación. Mientras tanto, se prestaron a una parodia de juicio por "infiltración ideológica marxista" en la UNS que un grupo de profesores padeció con años de humillaciones en las cárceles de la dictadura.
La colaboración del juez con la represión ilegal comenzó en diciembre de 1975, cuando archivó sin investigar la muerte por torturas de Daniel Bombara, el primer desaparecido de esa ciudad. Para justificar su muerte el comando adujo que mientras lo trasladaban en un patrullero, esposado y acompañado por tres policías, Bombara había logrado abrir la puerta y se había tirado al asfalto. Un día después, para no entregar su cadáver con signos de tortura, simularon que un grupo de desconocidos lo había robado de la ambulancia policial que lo trasladaba a la morgue.
Ya en dictadura, en abril de 1976, una mujer secuestrada en el mismo raid que Bombara le contó que habían sido detenidos por civiles y luego torturados. Madueño hizo oídos sordos, la sobreseyó pero no investigó la denuncia por torturas ni reabrió la causa de la ambulancia.
Volviendo al testimonio de Vilas, una vez invitó al juez a visitar el campo clandestino La Escuelita pero Madueño se negó, aunque admitió: "Ya estoy integrado: menudo trabajo tengo con la investigación en la universidad". El juicio a los profesores de la UNS, publicitado por el diario de la familia Massot como un ejemplo de lucha contra el marxismo infiltrado en la universidad, incluyó golpes y humillaciones a un grupo de profesores por parte del subcomisario Félix Alejandro Alais, ex miembro de la Triple A, cuñado de Suárez Mason y hoy a cargo de la agencia de seguridad Fast. Varios profesores contaron cómo Madueño y Sierra los interrogaban en la misma comisaría donde eran torturados y les insinuaban que ratificaran sin leer la declaración tomada por Alais si no querían seguir en los calabozos.
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