El cierre de nuestro último programa, entre agradecimientos a todos y todas quienes participaron y los correspondientes saludos de fin de año, se vieron empañados por las primeras informaciones de los hechos que culminarían en la feroz represión de la prefectura naval y la policía bonaerense contra los pescadores artesanales de Ingeniero White. Era la víspera de la nochebuena y los uniformados no se prohibieron siquiera regar de sangre hasta la propia capilla whitense, que detallistas.
Hoy, el fracaso de las negociaciones, la ineptitud -o desinterés- de las autoridades nacionales, provinciales, municipales y portuarias y la confirmación de que la única materia en la que se destaca la maldita bonaerense es el apaleamiento y la balacera contra trabajadores, son historias conocidas.
El diario del sur argentino y sus medios satélites se lamentan por los vidrios rotos y las marcas y el olor del humo en las oficinas de Jorge -que tendrá que pasar un mes de insoportable labor en un hotel céntrico!-, intentan desprestigiar a manifestantes y apostar a ver quién estaba más o menos infiltrado en la jornada del 24. Las mismas páginas, canales y radios prefieren omitir las preguntas y el análisis sobre las responsabilidades de quienes ordenaron la persecución indiscriminada que incluyó la irrupción en el templo, los golpes, las balas de goma y de las otras que según denuncian los pescadores disparó al menos el prefecto Oscar López, las detenciones de 60 trabajadores, incluyendo menores de edad, y ni hablar de las madres de todas las preguntas: ¿Quiénes destruyeron la ría? ¿Quiénes lo permitieron?
Ni más ni menos que la patética historia de funcionarios militares, radicales y justicialistas que gobernaron y gobiernan la ciudad; administradores portuarios; técnicos; periodistas, medios y agencias de publicidad; funcionarios judiciales; policias; prefectos; pseudoambientalistas; -y siguen las firmas- que optaron por recibir las migajas de cuatro o cinco transnacionales que tarde o temprano levantaran campamento dejando su basura en la "puerta y puerto del sur argentino".
Van aquí abajo algunas imagenes y testimonios recogidos durante la tarde del jueves 24 en White donde los pescadores cuéntan su verdad sobre el fracaso de la negociación y el desarrollo de la represión.
Hoy, el fracaso de las negociaciones, la ineptitud -o desinterés- de las autoridades nacionales, provinciales, municipales y portuarias y la confirmación de que la única materia en la que se destaca la maldita bonaerense es el apaleamiento y la balacera contra trabajadores, son historias conocidas.
El diario del sur argentino y sus medios satélites se lamentan por los vidrios rotos y las marcas y el olor del humo en las oficinas de Jorge -que tendrá que pasar un mes de insoportable labor en un hotel céntrico!-, intentan desprestigiar a manifestantes y apostar a ver quién estaba más o menos infiltrado en la jornada del 24. Las mismas páginas, canales y radios prefieren omitir las preguntas y el análisis sobre las responsabilidades de quienes ordenaron la persecución indiscriminada que incluyó la irrupción en el templo, los golpes, las balas de goma y de las otras que según denuncian los pescadores disparó al menos el prefecto Oscar López, las detenciones de 60 trabajadores, incluyendo menores de edad, y ni hablar de las madres de todas las preguntas: ¿Quiénes destruyeron la ría? ¿Quiénes lo permitieron?
Ni más ni menos que la patética historia de funcionarios militares, radicales y justicialistas que gobernaron y gobiernan la ciudad; administradores portuarios; técnicos; periodistas, medios y agencias de publicidad; funcionarios judiciales; policias; prefectos; pseudoambientalistas; -y siguen las firmas- que optaron por recibir las migajas de cuatro o cinco transnacionales que tarde o temprano levantaran campamento dejando su basura en la "puerta y puerto del sur argentino".
Van aquí abajo algunas imagenes y testimonios recogidos durante la tarde del jueves 24 en White donde los pescadores cuéntan su verdad sobre el fracaso de la negociación y el desarrollo de la represión.
Relato de los hechos en la voz de un jóven pescador que prefirio no dar su nombre:
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Silverio Onorato y Juan José Bauser
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Hugo Aldaño comenta la irrupción en la capilla del lugar
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Fredy, pibe de 16 años herido de balas de goma
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Perdigones de goma
El comisario Bianchetín con la satisfacción del deber cumplido deja la Comisaría Tercera sin brindar información sobre los detenidos. Fue insultado y repudiado por los familiares y vecinos movilizados.
Sede del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca
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