Un grupo de vecinos y vecinas de Ing. White y Bahía Blanca recordaron los escapes de cloro y amoníaco de las plantas de Solvay Indupa y Profertil ocurridas, diez años atrás, los días 20 y 28 de agosto de 2000. En aquella ocasión, el viento quiso que la espesa nube amarillenta se dirija al mar y deje un saldo de 80 personas atendidas en diferentes hospitales.
En el documento leído en las calles whitenses afirman que desde la "dictadura en 1976, cuando se comienza ha hablar de la instalación del Polo Petroquímico, muchas cosas cambiaron: la economía de la ciudad es una de ellas. Sin embargo hoy se nos engaña con las mismas mentiras del ayer. Se nos decía que con la llegada de las grandes empresas y sus pomposas inversiones, venía crecimiento y beneficios para la localidad".
"No fue necesario que pasara mucho tiempo para comprobar lo contrario. Las empresas sólo actualizan mecanismos que les permitan extraer más ganancias y utilidades, que no compartimos, abandonando estándares de seguridad exigibles a cualquier país desarrollado".
Más adelante destacan que "vivir hoy en Ing. White es realmente muy difícil, los ruidos son constantes, temblores, el olor, conocemos que se producen mini escapes y venteos. Las nubes blanco-amarillentas que emanan de las chimeneas son nuestro techo. El peles producto de la molienda de semillas hace el aire irrespirable. Las afecciones respiratorias son frecuentes y enfermedades más graves también. El piso se mueve con el paso de vehículos pesados que transitan sin control. Nuestras casas se rajan, las arreglamos y vuelven a fisurarse. Las viviendas ya no valen, pero tributan impuestos igual".
Finalmente aseguran que los estados municipal, provincial o nacional "con el paso del tiempo y las sucesivas crisis que atravesamos, fueron amoldando sus políticas ambientales a medida de las empresas. El poder económico desarrollado por este grupo de empresas es tan significativo y potente, que logra estructurar un nuevo aparato estatal, que les garantice la rentabilidad y perpetuidad en los negocios, convirtiendo a los funcionarios públicos en cuasi gerentes de las empresas y a la tasa medioambiental que pagan en la licencia para contaminar sin ser controlados". Entrá y lee el documento completo.
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En el documento leído en las calles whitenses afirman que desde la "dictadura en 1976, cuando se comienza ha hablar de la instalación del Polo Petroquímico, muchas cosas cambiaron: la economía de la ciudad es una de ellas. Sin embargo hoy se nos engaña con las mismas mentiras del ayer. Se nos decía que con la llegada de las grandes empresas y sus pomposas inversiones, venía crecimiento y beneficios para la localidad".
"No fue necesario que pasara mucho tiempo para comprobar lo contrario. Las empresas sólo actualizan mecanismos que les permitan extraer más ganancias y utilidades, que no compartimos, abandonando estándares de seguridad exigibles a cualquier país desarrollado".
Más adelante destacan que "vivir hoy en Ing. White es realmente muy difícil, los ruidos son constantes, temblores, el olor, conocemos que se producen mini escapes y venteos. Las nubes blanco-amarillentas que emanan de las chimeneas son nuestro techo. El peles producto de la molienda de semillas hace el aire irrespirable. Las afecciones respiratorias son frecuentes y enfermedades más graves también. El piso se mueve con el paso de vehículos pesados que transitan sin control. Nuestras casas se rajan, las arreglamos y vuelven a fisurarse. Las viviendas ya no valen, pero tributan impuestos igual".
Finalmente aseguran que los estados municipal, provincial o nacional "con el paso del tiempo y las sucesivas crisis que atravesamos, fueron amoldando sus políticas ambientales a medida de las empresas. El poder económico desarrollado por este grupo de empresas es tan significativo y potente, que logra estructurar un nuevo aparato estatal, que les garantice la rentabilidad y perpetuidad en los negocios, convirtiendo a los funcionarios públicos en cuasi gerentes de las empresas y a la tasa medioambiental que pagan en la licencia para contaminar sin ser controlados". Entrá y lee el documento completo.
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Se cumple hoy un nuevo aniversario de aquel 20 de agosto del año 2000. Los vecinos de Ingeniero White, no olvidamos y quedará por siempre grabada en nuestra memoria aquella jornada que solo por gracia del viento, que sopló hacia el mar, no se convirtió en tragedia.
Aquel día era domingo, 09:30 horas, cuando de la Planta de SOLVAY-INDUPA emana un abundante escape de CLORO y 9 días después de ese episodio se produce la fuga de AMONIACO de la Planta de PROFERTIL, en esa oportunidad fueron más de 80 los vecinos atendidos en los diferentes hospitales.
Desde entonces en cada nuevo aniversario, salimos a la calle para decir que no lo olvidamos y que nada ha cambiado con relación a las medidas de seguridad exigidas a las empresas. Hoy igual que en aquel momento se nos sigue diciendo que todo está controlado, momentos antes del escape de aquel 20 de agosto del 2000 se nos decía lo mismo.
Hoy se cumplen 10 años y como fecha exacta merece hacer un análisis o balance de las cosas que nos ocurrieron, nos ocurren y de se seguir así nos ocurrirán.
Desde la óptica de simples vecinos afectados podemos decir:
Nacimos y nos desarrollamos como un pueblo de pescadores de distintas nacionalidades y costumbres, con un puerto en crecimiento que daba trabajo a muchos obreros y sostén de familias que atraídas llegaban y se radicaban aquí. En medio de esa diversidad construimos una fuerte identidad y arraigo que aún hoy, los que amamos este lugar defenderemos sin menguar sacrificios. AQUÍ MURIERON NUESTROS ABUELOS, NACIMOS NOSOTROS Y VIVIRÁN NUESTROS NIETOS !!!
Desde el gobierno de la Dictadura en 1976, cuando se comienza ha hablar de la instalación del POLO PETROQUÍMICO, muchas cosas cambiaron: la economía de la ciudad es una de ellas. Sin embargo hoy se nos engaña con las mismas mentiras del ayer: se nos decía que con la llegada de las grandes empresas y sus pomposas inversiones, venía crecimiento y beneficios para la localidad.
No fue necesario que pasara mucho tiempo para comprobar lo contrario. Las empresas sólo actualizan mecanismos que les permitan extraer más ganancias y utilidades, que no compartimos, abandonando estándares de seguridad exigibles a cualquier país desarrollado.
Así como recordamos los inicios de éste pseudo-desarrollo es bueno recordar que en los años noventa, a la localidad también le pasaron por arriba las privatizaciones de las empresas del estado. Con el cierre de la JUNTA NACIONAL DE GRANOS, y el desguase de FERROCARRILES ARGENTINOS, creció el desempleo y la pobreza.
Nuestra querida Junta Nacional de Granos que por tiempo fue una salida laboral para nuestros jóvenes, algunos de ellos hasta dejaron su vida con la explosión del silo 5.
El comercio minorista que no llega a ser proveedor del Polo, prácticamente está desaparecido. Grandes casas comerciales que fueron orgullo y pioneras de la localidad han quedado en la historia.
Vivir hoy en Ingeniero White es realmente muy difícil, los ruidos son constantes, temblores, el olor, conocemos que se producen mini escapes y venteos. Las nubes blanco-amarillentas que emanan de las chimeneas son nuestro techo. El peles producto de la molienda de semillas hace el aire irrespirable. Las afecciones respiratorias son frecuentes y enfermedades más graves también.
El piso se mueve con el paso de vehículos pesados que transitan sin control. Nuestras casas se rajan, las arreglamos y vuelven a fisurarse. Las viviendas ya no valen, pero tributan impuestos igual.
Aquí no hay trabajo, pero si conseguimos en Bahía Blanca, cómo llegamos si el transporte de pasajeros es malo y de noche o madrugada es inexistente.
La crisis de la actividad pesquera, no sólo aumentó el desempleo, puso en evidencia que su aporte económico era importante y que lo que se denunciaba era cierto, utilizaron la ría como depósito de desechos industriales y cloacales, dejándonos sin peces.
Estas Multinacionales, emplazadas en un sector próximo a nuestras casas, conocen sobradamente que la convivencia es incompatible, de manera que desarrollan toda una estrategia de cooptación de voluntades de las organizaciones sociales, culturales e intermedias de la localidad. A través de financiamientos de proyectos en donde el Estado está ausente y que la comunidad necesita, método muy eficaz para controlar las críticas y a veces hasta silenciar realidades tangibles.
De la misma forma y hoy ya sin ningún disimulo, logran controlar, salvo honrosas excepciones, la actividad de los distintos medios de comunicación, a través de generosas pautas publicitarias. Esto último nos lleva a preguntarnos ¿PARA QUÉ PUBLICITAR EN EL DIARIO LOCAL, PRODUCTOS DE USO INDUSTRIAL, que un vecino común no sabe que utilidad tiene?
Por otra parte no quisiéramos olvidarnos del Estado, sea Municipal, Provincial o Nacional que con el paso del tiempo y las sucesivas crisis que atravesamos, fueron amoldando sus políticas ambientales a medida de las empresas.
El poder económico desarrollado por este grupo de empresas es tan significativo y potente, que logra estructurar un nuevo aparato estatal, que les garantice la rentabilidad y perpetuidad en los negocios, convirtiendo a los funcionarios públicos en cuasi gerentes de las empresas y a la tasa medioambiental que pagan en la licencia para contaminar sin ser controlados.
Realizamos tan grave aseveración porque de lo contrario no comprendemos las respuestas escuchadas de boca de los distintos funcionarios.
La producción a gran escala que realizan requiere de un abastecimiento de recursos por si ya escasos y no renovables como el agua y el gas.
Los vecinos de Bahía Blanca y Punta Alta, conocen de restricciones y cortes de suministros, no así el Polo. Cuando el servicio eléctrico, por falta de obras de mantenimiento se interrumpe en un barrio, pueden pasar horas o días para su reposición mientras tanto de noche nos ilumina el Polo, el que no sufre esas restricciones.
Mientras en el interior de nuestras casas, sentados en la mesa familiar nos preguntamos Empresas que para su desarrollo necesitan semejante cantidad de bienes naturales no renovables y escasos, ¿se justifican?. La respuesta es por supuesto no. Solamente en las mentes inescrupulosas, de gerentes que defienden las utilidades empresariales como única meta y en la complicidad de la dirigencia política que los justifica y avala.
Damos hoy lectura del presente documento construido por vecinos, frente a organizaciones políticas, sociales y sindicales, que demostraron no estar de acuerdo con este modelo de producción de bienes. Pero advertimos y señalamos que si los sectores democráticos no resuelven su dispersión, sino se unen y no son capaces de conformar una fuerza orientadora participativa y plural, será imposible la construcción de un modelo diferente de vida.
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