En estos días donde el diario naval La Nueva Provincia ratifica su compromiso con el genocidio despidiendo con loas al represor-apropiador de niñ@s-ladrón-genocida Emilio Eduardo Massera (leer acá), nos preguntamos ¿qué esperan los estados municipal, provincial y nacional y el pequeño y mediano empresariado para dejar de financiar sus apologías del terrorismo de Estado? Mientras tanto, sabemos que algunas medidas para acabar con las provocaciones de este medio colaboracionista están al alcance de nuestras manos.
El enorme escritor-periodista-militante Rodolfo Walsh nos enseñó alguna vez que “nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas".
Por eso queremos recordar, proponer y revivir viejas metodologías y luchas de los trabajadores anarquistas que ya a principios del siglo pasado manifestaban su rechazo y repudio por medio de una "campaña de Boycottage [sic] contra La Nueva Provincia usando de todos los medios a su alcance, como ser manifiestos, conferencias públicas, propaganda asidua" llegando incluso a no "frecuentar locales públicos, es decir, cafés, fondas, peluquerías, etc, que al primero de Diciembre siga recibiendo La Nueva Provincia".
La historia la rescata Federico Randazzo en su libro "Las grietas del relato histórico" y en este post la compartimos con todos los ciudadanos y ciudadanas democráticas de Bahía Blanca y la región.
Una de las herramientas que eligieron los anarquistas para su metodología de lucha eran los boicot; acción de repudio y aislamiento que nació en 1880 en Irlanda y que rápidamente recorrió el mundo en el imaginario de lucha de los pueblos.
En nuestro país se habló por primera vez de boicot en términos oficiales, el 25 de mayo de 1901 en el Congreso de la Federación Obrera Argentina, constituida ese mismo año en Buenos Aires. Para el Congreso siguiente ya se aprobó como parte de las declaraciones que el boicot y el sabotaje son de eficientes resultados para la causa obrera, y que ante un conflicto gremial donde esté o no declarada la huelga, servirá este mecanismo como presión ante el patrón, involucrando no solo a los empleados sino también a los clientes de la empresa en litigio.
En la reconstrucción de los boicots en Bahía Blanca, encontramos que los grupos de obreros anarquistas declararon uno contra el diario La Nueva Provincia y personalmente contra su director Enrique Julio. Era quien había fundado el diario el 1 de agosto de 1898 y quien digitaba los hilos de la redacción.
El número 9 de La Agitación detallaba que el boicot contra La Nueva Provincia no se limitaba al rechazo y sabotaje, sino que los voceros libertarios, ya cansados de tolerar los agravios que se publicaban en el pasquín, desafiaron al Sr. Julio a confrontar las ideas en un debate público.
En medio de aquel conflicto, La Agitación ampliaba:
Al desafiar a La Nueva Provincia en el campo de la discusión leal y serena, creemos que los redactores de ese diario serían capaces de defender cuanto insidiosamente expusieron. Considerando empero que la ignorancia no es un delito sino una consecuencia directa de causas residentes en el organismo o en la sociedad, La Agitación declara: que proseguirá su campaña de Boycottage [Sic] contra La Nueva Provincia usando de todos los medios a su alcance, como ser manifiestos, conferencias públicas, propaganda asidua, hasta que el señor Enrique Julio, o quien por él, nos den públicamente una satisfacción. Hemos iniciado el boicot contra La Nueva Provincia, por el hecho de que hacia bajas insinuaciones respecto a las ideas que hoy animan a la clase trabajadora. Así como los trabajadores se han mostrado solidarios con el boicot a la fábrica de cigarrillos La Popular, de Buenos Aires, que produjo espléndidos resultados, demuestran su solidaridad contra La Nueva Provincia. Ninguno debe pues frecuentar locales públicos, es decir, cafés, fondas, peluquerías, etc, que al primero de Diciembre siga recibiendo La Nueva Provincia.
A lo largo de todo el siglo XX, La Nueva Provincia se consolidó como vocero extremo e irracional del fascismo argentino causando un daño social aún incalculable, por la ausencia de trabajos sobre el tema, en la ciudadanía bahiense que no ha sido capaz de generar otro medio gráfico diario.
El primero de agosto de 1998, cuando la empresa dirigida por la señora Diana Julio cumplió 100 años, un grupo de militantes realizó un escrache público, metáfora del boicot de principio de siglo. En la puerta de la selecta celebración recordaron a Enrique Henrich y Miguel Angel Loyola,dos trabajadores gráficos del diario, que fueron asesinados en 1976 bajo la complicidad de las autoridades del matutino.
Reeditar la medida de los obreros de principio de siglo se puede presentar como un ejercicio de salud pública que la población de la ciudad debería animarse a considerar.
Foto: Pagina/12
El enorme escritor-periodista-militante Rodolfo Walsh nos enseñó alguna vez que “nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas".
Por eso queremos recordar, proponer y revivir viejas metodologías y luchas de los trabajadores anarquistas que ya a principios del siglo pasado manifestaban su rechazo y repudio por medio de una "campaña de Boycottage [sic] contra La Nueva Provincia usando de todos los medios a su alcance, como ser manifiestos, conferencias públicas, propaganda asidua" llegando incluso a no "frecuentar locales públicos, es decir, cafés, fondas, peluquerías, etc, que al primero de Diciembre siga recibiendo La Nueva Provincia".
La historia la rescata Federico Randazzo en su libro "Las grietas del relato histórico" y en este post la compartimos con todos los ciudadanos y ciudadanas democráticas de Bahía Blanca y la región.
BOICOT A LA NUEVA PROVINCIA
Una de las herramientas que eligieron los anarquistas para su metodología de lucha eran los boicot; acción de repudio y aislamiento que nació en 1880 en Irlanda y que rápidamente recorrió el mundo en el imaginario de lucha de los pueblos.
En nuestro país se habló por primera vez de boicot en términos oficiales, el 25 de mayo de 1901 en el Congreso de la Federación Obrera Argentina, constituida ese mismo año en Buenos Aires. Para el Congreso siguiente ya se aprobó como parte de las declaraciones que el boicot y el sabotaje son de eficientes resultados para la causa obrera, y que ante un conflicto gremial donde esté o no declarada la huelga, servirá este mecanismo como presión ante el patrón, involucrando no solo a los empleados sino también a los clientes de la empresa en litigio.
En la reconstrucción de los boicots en Bahía Blanca, encontramos que los grupos de obreros anarquistas declararon uno contra el diario La Nueva Provincia y personalmente contra su director Enrique Julio. Era quien había fundado el diario el 1 de agosto de 1898 y quien digitaba los hilos de la redacción.
El número 9 de La Agitación detallaba que el boicot contra La Nueva Provincia no se limitaba al rechazo y sabotaje, sino que los voceros libertarios, ya cansados de tolerar los agravios que se publicaban en el pasquín, desafiaron al Sr. Julio a confrontar las ideas en un debate público.
En medio de aquel conflicto, La Agitación ampliaba:
Al desafiar a La Nueva Provincia en el campo de la discusión leal y serena, creemos que los redactores de ese diario serían capaces de defender cuanto insidiosamente expusieron. Considerando empero que la ignorancia no es un delito sino una consecuencia directa de causas residentes en el organismo o en la sociedad, La Agitación declara: que proseguirá su campaña de Boycottage [Sic] contra La Nueva Provincia usando de todos los medios a su alcance, como ser manifiestos, conferencias públicas, propaganda asidua, hasta que el señor Enrique Julio, o quien por él, nos den públicamente una satisfacción. Hemos iniciado el boicot contra La Nueva Provincia, por el hecho de que hacia bajas insinuaciones respecto a las ideas que hoy animan a la clase trabajadora. Así como los trabajadores se han mostrado solidarios con el boicot a la fábrica de cigarrillos La Popular, de Buenos Aires, que produjo espléndidos resultados, demuestran su solidaridad contra La Nueva Provincia. Ninguno debe pues frecuentar locales públicos, es decir, cafés, fondas, peluquerías, etc, que al primero de Diciembre siga recibiendo La Nueva Provincia.
A lo largo de todo el siglo XX, La Nueva Provincia se consolidó como vocero extremo e irracional del fascismo argentino causando un daño social aún incalculable, por la ausencia de trabajos sobre el tema, en la ciudadanía bahiense que no ha sido capaz de generar otro medio gráfico diario.
El primero de agosto de 1998, cuando la empresa dirigida por la señora Diana Julio cumplió 100 años, un grupo de militantes realizó un escrache público, metáfora del boicot de principio de siglo. En la puerta de la selecta celebración recordaron a Enrique Henrich y Miguel Angel Loyola,dos trabajadores gráficos del diario, que fueron asesinados en 1976 bajo la complicidad de las autoridades del matutino.
Reeditar la medida de los obreros de principio de siglo se puede presentar como un ejercicio de salud pública que la población de la ciudad debería animarse a considerar.
Foto: Pagina/12
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