Por Astor Vitali (DNI 34828525)
Como se conoció en los últimos días, el último jueves el comerciante Santiago Redondo fue víctima de un asalto, cerca de las 20:15 horas, en su vinería “El Barrilito de Popón” ubicado en calles Gorriti y Avellaneda, frente al colegio La Piedad. El señor Redondo, luego de sufrir dicho asalto, dice a el diario “La Nueva Provincia” que salió a la calle con el fin de “intimidar” a los delincuentes para que no vuelvan, y sostiene que efectuó una decena de disparos al aire, al mismo tiempo que afirma que “no había nadie en la calle”.
El señor Santiago Redondo miente: los disparos fueron efectuados en posición de tiro en dirección a los delincuentes, uno tras otro, hasta vaciar el cargador, y a veinte metros del señor Redondo nos encontrábamos mi pareja y yo dispuestos a disfrutar una cena familiar en una casa cercana, esperando que nos abran en la vereda, habiendo llamado al timbre de la misma, segundos antes de que se efectúen los disparos.
El señor redondo admite que para el “un arma es como tener un tenedor”, que tiene amplios conocimientos en la manipulación de armas de fuego, que era conciente de que había actividades en el colegio y de la presencia de autos estacionados. Sin embargo, decidió vaciar su cargador apuntando a los presuntos delincuentes, en dirección ascendente por calle Gorriti, conciente de que pudo haber ocurrido una tragedia.
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Como se conoció en los últimos días, el último jueves el comerciante Santiago Redondo fue víctima de un asalto, cerca de las 20:15 horas, en su vinería “El Barrilito de Popón” ubicado en calles Gorriti y Avellaneda, frente al colegio La Piedad. El señor Redondo, luego de sufrir dicho asalto, dice a el diario “La Nueva Provincia” que salió a la calle con el fin de “intimidar” a los delincuentes para que no vuelvan, y sostiene que efectuó una decena de disparos al aire, al mismo tiempo que afirma que “no había nadie en la calle”.
El señor Santiago Redondo miente: los disparos fueron efectuados en posición de tiro en dirección a los delincuentes, uno tras otro, hasta vaciar el cargador, y a veinte metros del señor Redondo nos encontrábamos mi pareja y yo dispuestos a disfrutar una cena familiar en una casa cercana, esperando que nos abran en la vereda, habiendo llamado al timbre de la misma, segundos antes de que se efectúen los disparos.
El señor redondo admite que para el “un arma es como tener un tenedor”, que tiene amplios conocimientos en la manipulación de armas de fuego, que era conciente de que había actividades en el colegio y de la presencia de autos estacionados. Sin embargo, decidió vaciar su cargador apuntando a los presuntos delincuentes, en dirección ascendente por calle Gorriti, conciente de que pudo haber ocurrido una tragedia.
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Lo peor de esto es que en esta ciudad mucha gente está armada y dispuetsa a todo. La historia nos condena. Triste, real ¿irreversible?
ResponderEliminarSaludos compañeros