"El retroprogresismo enarbola la asignación universal, pero mantiene el IVA a los alimentos de la canasta familiar, incluyendo los fideos y el 'daño niño'. El modelo agro exportador, denostado hasta la rabieta y los gritos, hoy es garante real, aunque no simbólico, de la bonanza clasemediera y de la riqueza de la aristocracia semillera. Nadie acumula riqueza para distribuirla. El combate contra la pobreza, si no fuera una consigna retroprogresista, debería ser subvertida a un combate contra la riqueza. La que es producto del enriquecimiento ilícito también", advierte Alfredo Grande en una columna publicada por la agencia Pelota de Trapo.
El psiquiatra agrega que "el empobrecimiento lícito queda encubierto por la discusión del impuesto a las ganancias sobre salarios. Paradoja psicotizante que sólo los retroprogresistas pueden sostener. No se discute, (en realidad no discutimos de nada, aunque nos peleemos por todo) sobre la esencia del impuesto, sino sobre los valores a los que se aplica. Parece que desde la óptica del impuesto es mejor ser soltero sin hijos, que estar amancebado con hijos. Que un sueldo sea ganancia ni siquiera sirve para un chiste de mi unipersonal".
"Ya escucho voces que me reprochan que el retroprogresismo de la oposición es igual. De eso se trata: el retro inventó una categoría abstracta llamada 'la oposición'. Incluso en una diatriba reciente, fue definida como 'la opo'. Alguien preguntó que era 'la opo' y cuando contesté: 'el marido de la opa' me retiraron el saludo. Pero crear categorías formalmente abstractas y luego combatirlas, es un deleite retroprogresista. Porque en esa bolsa de gatos, gatas y roedores, los enemigos reales quedan disimulados. No sea que alguna vez tengamos que negociar con ellos, dios y Menem no lo permitan. Pero los feudales del interior, que ni siquiera llegan a la categoría de retroprogresistas porque están instalados en el lugar del fascio-populismo, saben que la transversalidad tiene cara de hereje", escribe más adelante.
En su segunda nota sobre el tema, Grande sostiene que "la idea de las colectoras como una forma berreta de la ley de lemas, donde varios puntos sostienen a la misma banca, lejos de eliminar el fundamento de la democracia representativa, simplemente la degrada. Sabatella es la última versión de Scioli. Es decir: Scioli recargado. Por supuesto, recargado con retroprogresismo. Lo curioso que los dos vicepresidentes que supieron conseguir, son conservadores".
"(...) La teoría pendular de la historia, versión Petete de la dialéctica, permite sostener el mito del movimiento perpetuo, dentro del corralito de la moralina burguesa y el capitalista way of life. Por eso toda crítica al retroprogresismo K queda anulado por la argumentación: 'pero muchas cosas están bien'. Y eso es justamente lo terrible, lo espantoso, lo que no tiene perdón. Nada de lo bien hecho puede ser argumento para disimular lo pésimamente realizado. Algún mal pensado como yo podría decir que 'se hace lo bueno para poder invisibilizar lo malo'".
Leé la columna completa acá y su segunda parte acá.
"Ya escucho voces que me reprochan que el retroprogresismo de la oposición es igual. De eso se trata: el retro inventó una categoría abstracta llamada 'la oposición'. Incluso en una diatriba reciente, fue definida como 'la opo'. Alguien preguntó que era 'la opo' y cuando contesté: 'el marido de la opa' me retiraron el saludo. Pero crear categorías formalmente abstractas y luego combatirlas, es un deleite retroprogresista. Porque en esa bolsa de gatos, gatas y roedores, los enemigos reales quedan disimulados. No sea que alguna vez tengamos que negociar con ellos, dios y Menem no lo permitan. Pero los feudales del interior, que ni siquiera llegan a la categoría de retroprogresistas porque están instalados en el lugar del fascio-populismo, saben que la transversalidad tiene cara de hereje", escribe más adelante.
En su segunda nota sobre el tema, Grande sostiene que "la idea de las colectoras como una forma berreta de la ley de lemas, donde varios puntos sostienen a la misma banca, lejos de eliminar el fundamento de la democracia representativa, simplemente la degrada. Sabatella es la última versión de Scioli. Es decir: Scioli recargado. Por supuesto, recargado con retroprogresismo. Lo curioso que los dos vicepresidentes que supieron conseguir, son conservadores".
"(...) La teoría pendular de la historia, versión Petete de la dialéctica, permite sostener el mito del movimiento perpetuo, dentro del corralito de la moralina burguesa y el capitalista way of life. Por eso toda crítica al retroprogresismo K queda anulado por la argumentación: 'pero muchas cosas están bien'. Y eso es justamente lo terrible, lo espantoso, lo que no tiene perdón. Nada de lo bien hecho puede ser argumento para disimular lo pésimamente realizado. Algún mal pensado como yo podría decir que 'se hace lo bueno para poder invisibilizar lo malo'".
Leé la columna completa acá y su segunda parte acá.
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