martes, 13 de abril de 2010

"Nunca vi tantos turros de acuerdo"

Dejamos a disposición aquí el texto íntegro del documento leído esta mañana por el ex intendente de Bahía Blanca, Rodolfo Lopes, y el audio de la conferencia de prensa con parte de las preguntas de los periodistas presentes. Las palabras de quien fuera electo jefe comunal por el justicialismo en las elecciones de 2003 -con Breitenstein como segundo candidato a concejal-, fueron motivadas por el fallo del Tribunal de Casación que la semana pasada ratificó la nulidad de las escuchas telefónicas que fundamentaron su suspensión y posterior destitución del cargo por parte del Concejo Deliberante y una causa judicial que involucró también a funcionarios de su gobierno y empresarios locales (leer fallo publicado por SoloLocal acá).
El grueso de sus declaraciones apuntaron a dejar en evidencia "una puesta en escena" que incluyó al actual intendente Cristian Breitenstein; su jefe político Dámaso Larraburu; al jefe de la Departamental de la Policía Bonaerense, Abel Maggi; el actual diputado provincial Iván Budassi y su par en el ámbito nacional Juan Pedro Tunessi; los fiscales Juan Pablo Fernández y Gustavo Zorzano; y al empresario periodístico Héctor Gay, LU2, el diario La Nueva Provincial y la agencia de publicidad REX.

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TEXTO COMPLETO LEÍDO POR RODOLFO LOPES:
La confirmación plena de mi sobreseimiento definitivo fortalece mi tranquilidad personal y familiar, aunque también me genera un compromiso que para alguien que, en algún momento tuvo el inmenso privilegio de ser elegido por sus vecinos de toda la vida para gobernar la ciudad en la que nació, para nada no le corresponde esquivar.
Que no un juez o un fiscal, acaso trasnochados o tal vez dispuestos a devolver favores políticos o practicar penosas obsecuencias al poder de turno.
Aquí, 16 magistrados, de distintas cámaras y cortes, incluyendo la de los niveles más elevados y con la mayor contundencia a la que se pueda aspirar, me hayan dado la completa razón, sin siquiera haber registrado un voto en contra a lo largo de cuatro largos años de proceso, no sólo me habilita sino que me otorgan el poder y la autoridad moral para, a partir de hoy, empezar a contarle a Bahía Blanca, LA VERDAD TOTAL sobre lo ocurrido.
Porque lo que aquí se hizo, más allá del daño personal que se pretendió causarme a mi, a mi familia, y a mis colaboradores más leales, tuvo como principal víctima a toda una ciudad a la que, primero, se la engañó y luego se la estafó.
Se la engañó al hacerle creer cosas que no eran ciertas y se la estafó en forma material cuando, a partir de aquellas mentiras, se encontró el terreno libre para cerrar negocios de todo tipo, que como suele pasar, terminaron beneficiando a unos pocos, muy determinados y a quienes corresponde conocer con nombre y apellido, para estar prevenidos y obrar en consecuencia.
Sacarlos a la luz, arrancarles la máscara con la que intentan presentarse como grandes señores respetables, cuando en realidad no son más que escorias dispuestas a cualquier cosa por dinero, creo, que hoy es el mejor aporte que puedo hacer a la ciudad en la que nací, en la que vivo y de la que no me moví, más allá del escarnio público al que se pretendió someterme y al que, contra las ganas de los que suponían que me sacarían de la cancha para siempre, me sobrepuse con el poder de una verdad que se fue tornando cada vez más evidente, hasta llegar hoy, con este fallo contundente, a ser definitiva e irreversible.
Definitiva e irreversible mal que le pese a quien le pese y más allá de las confusiones que se pretenden seguir generando sobre un asunto que ya está concluido por completo y sobre el que ya están dichas todas las palabras que se podían decir.
Repito, son ya 16, los jueces que han fallado cada vez con más contundencia, dándome la razón. Nunca, a lo largo de estos cuatro largos años al cabo de los cuales se puede suponer que se arribó a una sentencia justa, siquiera un juez puso algún voto en contra de nuestra postura:
Fueron tres de una sala de la Cámara de Casación, tres de la Cámara de Apelaciones local, siete de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia y ahora, tres de otra sala de Casación, distinta a la primera. Si a alguno no le alcanza con 16 altos, magistrados fallando de la misma manera, es problema de ese alguno, pero lo que no tiene derecho es a seguir confundiendo o sembrando dudas sobre un asunto respecto al que ya no cabe LA MENOR DUDA y del que, me parece, hay que hacerse cargo de una vez.
En todo caso, en la insistencia por intentar prolongar o seguir dejando en una nebulosa, un asunto que ya es cosa juzgada, puede encontrarse una vez más, otra prueba contundente sobre la mezquindad y la miseria y las reales intenciones de quienes llevaron adelante todo esto:
un grupo miserable de políticos, empresarios, periodistas y miembros del poder judicial que se confabularon para empujar mi salida de la intendencia y así, tomar el control del municipio para cerrar los negocios que a ojos vista conoce la población y que nunca hubieran logrado hacer si no me corrían del medio.
Que quede claro: eso, exactamente, es lo que pasó en esta ciudad.
Y con este fallo, surge una nueva oportunidad de que se empiece a terminar, si tenemos el coraje de asumir la verdad total sobre lo que nos pasó:
“AL INTENDENTE ELEGIDO POR EL 43 POR CIENTO DE LOS VOTOS, AL NO PODER MANEJARLO DE ACUERDO A CONVENIENCIAS VARIAS, SIEMPRE RELACIONADAS CON LA VORACIDAD POR CERRAR, NEGOCIOS, LE ORGANIZARON EL ACTO ILEGAL Y MAS COBARDE , MÁS GRANDE QUE SE PUEDA SUPONER, PARA SACARLO DEL MEDIO Y QUEDARSE CON TODO, PONIENDO EN SU LUGAR A UN GERENTE DEL PODER DE TURNO, TREMENDAMENTE FUNCIONAL, NO A LOS INTERESES DE LA CIUDAD SINO A LA CONVENIENCIA DE UNOS POCOS.,
La situación planteada a partir de las escuchas ilegales con las que se vulneraron garantías constitucionales en forma alevosa y dañina, tal vez fue la punta de un iceberg que empezó quizás poco después de las elecciones que gané y antes de mi asunción, cuando dejé en claro que el intendente era yo y no estaría dispuesto jamás a dejarme manejar por nadie, ni mucho menos, permitir que se hicieran negocios a instancias de una administración en la cual miles de bahienses depositaron su esperanza de cambio.
Inmediatamente, comenzó el viento en contra de muchas direcciones, pero fuimos avanzando a pesar de la contrariedad que supone tener a algunos medios de comunicación confabulados con algunos políticos para encontrar cada día una excusa para escandalizar todo lo que su pudiera, al punto de someter a la ciudad a un costo anímico insostenible.
Tengo en claro que todo cuanto tengo para decir no es para nada grato ni placentero de ser escuchado. Pero muchas veces en la vida, corresponde hacer no lo que se quiere, si no lo que se debe. Y yo siento que debo asumir la tarea de mostrarle a Bahía Blanca LA VERDAD TOTAL sobre lo que fueron y son capaces de hacernos, sin la menor piedad ni consideración.
Le pido a toda la ciudad que no vea esta situación como un espectáculo morboso de revancha o venganza, impulsado por quien fue víctima de una tremenda injusticia y ahora, tiene la posibilidad de poner muchas cosas en su lugar. Esto es mucho más que eso…
Esto tiene que ver con las esperanzas truncas, con los anhelos pendientes de concreción, con las legítimas aspiraciones de recibir lo que merecen de parte de quienes abrazan la vocación de ocuparse de los asuntos de todos y, para ello, obtienen la confianza de su gente.
Me parece patético que, cada vez que se le pide una respuesta sobre lo que aquí pasó, es decir un golpe cívico-institucional para sacar en forma ilegal a un intendente legal, quien no es más que el mascarón de proa de esa maniobra, repite como un autómata “que no discute con el pasado”.
En este caso, el pasado, por no haberse resuelto de la forma que correspondía, vuelve cada vez con más fuerza para poner las cosas en su lugar e intentar una vez más, avanzar hacia el futuro de la única forma que se puede: es decir con verdad. Si no sabemos la verdad, los bahienses seguiremos empantanados en la enorme ciénaga que se ubica entre lo que queremos ser y todo cuánto no somos, por culpa de cierta gente, con nombre y apellido.
Todo cuánto no somos ni llegaremos a ser nunca, si seguimos en manos de quienes sólo piensan en ellos y en sus bolsillos, pero se encargan de montar una maquinaria maquiavélica para hacerles creer a los demás que están trabajando “POR BAHIA”… Por Bahía, entre comillas, igual que el nombre de un programa de televisión, algunos de cuyos mentores no son para nada inocentes en esta historia.
Uno de los más viejos axiomas de la investigación criminal, sostiene que para empezar a esclarecer un delito y descubrir a sus responsables, lo primero que hay que buscar es a quienes puedan haberse visto beneficiados por él mismo. Creo que esa máxima aplica por completo en este caso…
¿Dónde está hoy Abel Maggi, el policía encargado de la realización de las escuchas telefónicas ilegales con las que se pretendió perjudicarme?
En el puesto más alto de la Departamental Regional. El policía con alma de fisgón, no tengo dudas, que con una vehemencia y una dedicación que muchos desearíamos a la hora de dedicarse a otros asuntos relacionados con la seguridad pública, se ocupó de inmiscuirse ilegalmente en las conversaciones privadas de muchas personas inocentes para ver si pescaba “algo raro”, poco después llegó al puesto más alto de la ciudad y no sólo eso, sino que también suele recibir las loas y los elogios de otros funcionarios y periodistas, dicho sea de paso, también beneficiados por esta maniobra.
Más apreciaciones, muy interesantes y contundentes por cierto, sobre la enfermiza actuación de este sujeto, han realizado los jueces que han emitido éste último y definitivo fallo de sobreseimiento, donde puntualizan, entre otras falencias, el disparate que supone que un policía se haya tomado las mismas atribuciones que le correspondían a un juez o a un fiscal y más grave aún, que jueces y fiscales, hayan tomado como ciertas y actuado en base a sus consideraciones e interpretaciones, tendenciosas y antojadizas.
Los resultados de esta barbaridad, en el sentido literal de la palabra, se tradujeron en un derroche atroz y vergonzoso de los recursos públicos.
Los mismos recursos públicos que muchas veces se retacean para tratar de resolver cuestiones mucho más necesarias y urgentes. Sabido es que cuando muchos ciudadanos son víctimas de algún robo o algo por el estilo, en reiteradas ocasiones, optan por ni siquiera perder tiempo en formular una denuncia, por temor a verse envueltos en una incierta e interminable sucesión de trámites que casi nunca llegan a buen término.
A mi criterio equivocadamente, porque así como está el caso de este mal policía, me consta que hay muchos policías, diría la mayoría, que, primero son muy buena gente y luego, excelentes profesionales.
En el caso que me afectó, nada de eso sucedió. Malos policías y malos funcionarios judiciales actuaron con una dedicación obsesiva y escalofriante para coordinar con rapidez todo lo necesario para montar un operativo asombroso (del que se aviso previamente a muchos medios, como para asegurarse la espectacularidad de la escena), con catorce allanamientos simultáneos, durante los cuales, entre otras cosas, hasta abrieron el freezer de la heladera de mi departamento, supuestamente, para buscar según la orden de allanamiento firmada por la Jueza Stempelet, documentación relacionada con el proyecto para la construcción de la nueva terminal de ómnibus. ( Tendría que ser muy desprolijo y desordenado para guardar papeles en un freezer no?), o que cosa pretendían encontrar?.-
Escucharon durante más de seis meses mis conversaciones privadas y las editaron como mejor les convino, es decir que sólo difundieron las que les venía bien difundir, me revolvieron el departamento con saña y alevosía y me desguasaron la computadora y no encontraron nada. Pero no es que no encontraron nada porque estuviese bien escondido, si no, simplemente porque no había nada que ocultar.
Pero eso sí, lograron instalar la presunción de que se habían cometido fraudes gigantescos, montados en la cual, avanzaron en un vergonzoso proceso de destitución en el Concejo Deliberante, para el cual, se requirieron los “servicios” (por los cuales me consta que se intentó cobrar suculentos honorarios), a otro de los beneficiados por esta maniobra: el abogado Iván Budassi,
Sirve seguir el derrotero posterior de este sujeto para, por lo menos preguntarse algunas cosas. En mi caso, no necesito preguntarme nada, porque tengo muy claras todas las respuestas sobre él y lo que es capaz de hacer.
A poco de mi destitución, al doctor Budassi le crearon un cargo a medida en la administración “de facto” que me sucedió: Secretario Legal y Técnico. Sí, a la misma persona que años antes había escrito artículos de un antiperonismo recalcitrante, se la designaba en una administración justicialista y no sólo eso, un tiempo después, a instancias del actual intendente y de su jefe político, Dámaso Larraburu, se lo “premiaba” nada menos que con la diputación provincial, que hoy ocupa como parte del mismo movimiento nacional y popular al que durante tantos años denostó y vilipendió desde su rancia estirpe GORILA.-.
Todo un “cadete” dispuesto a hacer los mandados y, por supuesto, siempre a cobrar muy bien por ellos, aunque a decir verdad, me parece que no fue el único “cadete” para un mismo y preocupado patrón. Hubo otro “cadete” con un alto cargo político en la ciudad , que, ante la inminencia del fallo anduvo haciendo llamados bravucones a La Plata, para ver si revertía lo irreversible… lo cual, está visto, no consiguió.
En fin, así respetan a los veredictos de la Justicia algunos en esta ciudad y por indicación de sus jefes, hasta son capaces de llamar a jueces y funcionarios de alto nivel para ver si pueden influir en sus decisiones…
De mi lado, me queda la tranquilidad no sólo de que no llame a nadie, pues no es ni fue nunca mi estilo, como hombre de la democracia jamás apelaría a una agachada de tan vil calaña , si no que, tranquilo de conciencia, tan sólo me dediqué a esperar que la Justicia fallara en el tiempos que fuera necesarios.
Puedo decir que no conozco la cara de ninguno de los 16 jueces que han emitido las sentencias que me liberan, no sólo de cualquier culpa o cargo, si no de cualquier sospecha.
Pero, volviendo al abogado Budassi, me acuerdo cuando daba por radio lecciones de liberalismo económico y existencial, civilidad, independencia de poderes e institucionalidad desde el extranjero, con sus columnas en el programa “Panorama” de LU2. Otra llamativa coincidencia ¿no?
El programa “Panorama” de LU2, a cargo del periodista Héctor Gay, quien, ha confesado públicamente , por lo que no podrá negarlo y tendrá que dar oportunamente las explicaciones del caso, no hace mucho, en una entrevista televisiva para un cable de la ciudad, admitió públicamente que él supo de antemano sobre los allanamientos que se iban a realizar aquel 28 de febrero de 2006. ¿Cómo sabía de una actuación judicial tan delicada?
Bueno, deberá aclararlo, porque supuestamente un periodista no puede tener conocimiento previo de un operativo de tal naturaleza porque se transforma en cómplice, como también tendrá que aclarar, tan militante como parece ser de la independencia periodística y de una pretendida institucionalidad y tan propenso a señalar con su dedo acusador a todo cuánto no le convenga ni a él ni a la empresa publicitaria con nombre de galletita para la cual trabaja con una dedicación encomiable.-
Casualmente la misma empresa publicitaria que no sólo maneja la millonaria pauta publicitaria municipal sino que, a partir de la influencia sobre el intendente de uno de esos señores, que tienen que ver con todo, pero nunca se nombran, el señor Marbella, quien enhebra a partir de mi salida de la municipalidad varios negocios con la actual intendencia: es decir, allí tienen a otro actor, gran beneficiado con la maniobra ilegal urdida, del cual fui víctima,
Tendrá que aclarar este periodista como y porqué dedicó muchas horas grandes tramos de su espacio a difundir horas y horas de escuchas telefónicas ilegales, que violaron garantías personales fundamentales de gente inocente, material por completo mal habido, que no sólo difundió, si no también comentó, puntualizó e interpretó en forma maliciosa, como si fuese el más amarillo de los programas de chismes de la farándula. Porque lo que debe estar claro, es que aunque escucharon durante seis meses teléfonos privados, sólo eligieron pasar aquellas conversaciones que les convenía para denostarme, desprestigiarme y humillarme y así, conseguir sacarme del medio.
Cómo también tendrán que explicar lo propio algunos periodistas y directivos del diario local, LA NUEVA PROVINCIA. Esto es, cómo y de manos de quien, con nombre y apellido, obtuvieron las grabaciones ilegales que se transcribieron y editaron de manera tan antojadiza y con títulos tan sugestivos, como así también, con una amplitud desmesurada en muchas ediciones consecutivas y cómo, se cumplió a rajatabla con el expreso pedido del proveedor de las mismas de propagarlas “todo cuanto fuera posible”.
Hay personas de mi mayor confianza que me han contado como desde la redacción del diario se invitaba a algunos “amigos de la casa” para que pasaran a escuchar “la cumbia” (ese era el nombre clave que eligieron para denominar las grabaciones ilegales) en procura de contribuir a generar el clima crítico de convulsión que se gestó en aquellos días en la ciudad.
En ese sentido, también debería responder el por entonces titular del Concejo Deliberante, el hoy diputado nacional Juan Pedro Tunessi, otro de los que, desde esa institución, contribuyó sobremanera a propagar el contenido de las escuchas ilegales, lo cual es muy grave. De todo hay testimonio, Tal vez lo hizo en la creencia que así generaría las condiciones para llegar a la intendencia de la ciudad, pero le fallaron los cálculos o los que lo usaron de “cadete” para que hiciera algunos mandados, como por ejemplo, votar mi destitución en forma ilegal, fueron más astutos que él y se terminaron quedando con lo que él suponía que podía conseguir. Falta de conocimiento histórico la del doctor Tunessi: “los verdugos nunca pasan a la historia.”
Sea cual haya sido su motivación, no es inocente de haberle hecho pagar a la ciudad este tremendo costo por culpa de sus ambiciones personales, y en algún momento, con fueros o sin ellos, como todos los que tuvieron que ver con esto, deberá responder por ello. En ese sentido, hace unos días, en un reportaje de tono celebratorio y muy condescendiente, que le efectuaron al actual intendente, en ocasión de los cuatro años del golpe que le permitió llegar a la intendencia, no por nada, en el título, le agradeció con nombre y apellido a Tunessi y a Dámaso Larraburu por haberlo ayudado a llegar adonde hoy está.
Como también deberán responder y hacerse responsables por lo actuado, funcionarios judiciales como el fiscal Gustavo Zorzano y su jefe directo, Juan Pablo Fernández, quienes, por acción u omisión (yo no tengo dudas que por acción, pero cumplo en otorgar el beneficio de la duda que ellos mismos me negaron a mí) permitieron semejantes disparates.
Porque, a fin de cuentas, si se investigaban delitos tan graves, ¿cómo se pudo permitir que las pruebas fundamentales estuviesen tan mal resguardadas? A no ser que, tal cual quedó claro con los hechos, la intención fuera la que fue:
es decir, manipular a la opinión pública para generar las condiciones para perpetrar un golpe que les permitiera acceder al manejo del municipio y subordinar al poder político al interés económico, tal cual sucede en forma lamentable desde hace cuatro años en esta ciudad.
O a la señora Jueza, doctora Susana Calcinelli, a quien muchos le reprochan un supuesto excesivo apego a la corriente de interpretación jurídica conocida como “garantismo”, a punto tal, de haber permitido, no hace mucho, la excarcelación de un sujeto que al verse libre volvió a cometer nada menos que un homicidio. Hasta una protesta en su casa le hicieron a esa jueza por esa decisión…
Pues bien, esta jueza, tan “garantista” a la hora de salvaguardar los derechos de ladrones y asesinos que ponen en riesgo la tranquilidad de los ciudadanos honestos, en mi caso particular, está demostrado, me negó todas mis garantías constitucionales y permitió que se violara mi intimidad en forma ilegal, no por que tuviera alguna prueba, si no para ver si un policía puesto a fisgonear privacidades ajenas encontraba algo reprochable con lo cual perjudicarme. Una conducta propia de lo peor del medioevo o de la última dictadura, cuando se torturaba a seres humanos por las dudas, para ver si tormento mediante, se obtenía alguna confesión de su parte…
Supongo que en este sector del poder judicial tan inflexible y riguroso en tantos aspectos, ya deben haberse instrumentado muchas actuaciones de oficio para esclarecer a la brevedad como se les pudo escurrir de las cajas fuertes de sus oficinas un material tan delicado, como ser una serie de seis meses de escuchas telefónicas ilegales, las cuales involucran, entre otros, nada menos que al intendente de una ciudad.
Supongo que tan prestos a hacer justicia, habrá muchos funcionarios dedicados día y noche y de motu propio a definir cuanto antes, si fue por negligencia del fiscal Zorzano o si fue responsabilidad de Juan Pablo Fernández, tal vez para agradecer a su jefe político, o sí fue el por entonces capitán Maggi, el culpable de que estas grabaciones en CD, salieran misteriosamente del resguardo de la sede judicial para quedar a disposición de quienes la desearan a escuchar…
Como bahiense, estoy muy preocupado de que quienes deben cuidarnos, en realidad nos espíen o no sean capaces de proteger y resguardar pruebas fundamentales o cometan la irresponsabilidad de “salir a pinchar teléfonos de intendentes para ver si pescan algún delito”, tal cual se señala en este reciente fallo.
Pero, veámoslo desde otro punto de vista: imaginemos si las escuchas y entrecruzamientos de llamadas que se realizaron en las investigaciones de otra causa local muy resonante (como puede haber sido la del asesinato del doctor Felipe Glasman) también hubieran estado tan “descuidadas” y a disposición de las mismas ediciones y manipulaciones antojadizas que se practicaron en estas ¿de cuantas cosas más y en relación a qué personajes nos hubiéramos enterado? ¿Las hubiera retransmitido el señor Gay en su programa con tanta dedicación y con una cortina musical, tal cual hizo en mi caso, en tantas ediciones consecutivas? ¿Las publicaba el diario que en un tiempo parecía ir para un lado respecto al “caso Glasman” y que de un tiempo a esta parte, sugestivamente y vaya uno a saber porque, parece haber cambiado su perspectiva, sin brindar ninguna explicación al respecto?
Algunas comparaciones suelen ser odiosas, pero sin dudas ayudan a esclarecer y entender.
De regreso a la cuestión que a mi me incumbe, ahora se sabe la verdad, y llegó el momento de tomarse todo el tiempo que sea necesario para desenmascarar a sujetos despreciables que, por decirlo en forma elegante se han mofado o burlado de todo y de todos, que han engañado y estafado, y que como sucedía en la Chicago de los años ’30, lucran vendiendo protección de lo que ellos mismos son capaces de hacer si no se les paga lo que piden.
Cuando fui intendente, a estos sujetos, decidí no permitirles nada fuera de las reglamentaciones y los canones vigentes y solo por eso, y con una buena dosis de inocencia e ingenuidad de mi parte, por no haber medido hasta cuán lejos serían capaces de llegar, pasó lo que pasó. Por fortuna, a veces el tiempo permite poner algunas cosas en su lugar, y hoy ya son cada vez menos los que se tragan ciertos cuentos.
Lo percibo al caminar por la calle y vivir la misma vida que siempre viví, sin que nunca ningún vecino me hiciera algún reproche o cargo.
Lo siento al ganarme la vida atendiendo centenares de pacientes en mi consultorio. Son cada vez son más numerosos los que hacen un ejercicio de memoria y discernimiento y recuerdan que durante mi gestión TODOS LOS DÍAS, HASTA POR EL HECHO MÁS MENOR se intentaba generar un escándalo periodístico que salía en la tapa del diario y sobre el que se hablaba hasta el hartazgo y ahora, por cuestiones muchísimo más graves, comunicadores a sueldo de intereses políticos, se rebajan a hacer entrevistas condescendientes, auténticos masajes a ciertos egos exacerbados, durante las que ni siquiera se animan a hacer alguna pregunta que pueda incomodar a su contratantes y se pasan mirando para otro lado en todo aquello que pueda atentar contra la buena imagen que ellos abonan, para seguir lucrando, claro.
También quiero decir , nobleza obliga, que algunos periodistas muy conocidos me han venido a ofrecer sus disculpas por haberse dado cuenta que habían sido funcionales a la injusticia a la que fui sometido.
Que quede claro:
“En esta ciudad, aquellos que generaron el incendio, y lo azuzaron todo lo que pudieron, se hicieron llamar como bomberos para apagarlo y desde hace un tiempo, pretenden lucrar haciéndose agradecer por haber apagado el fuego que ellos mismos prendieron. Esa es la verdad, incómoda, triste, pero la verdad al fin.”
Para argumentar en tal sentido voy a elegir sólo algunos hechos, muy puntuales, pero muy reveladores, que prueban con contundencia lo que digo.
No hace mucho tiempo, seguí con cierta atención, la situación planteada en torno a la vergonzosa mentira del actual intendente en relación a un viaje al extranjero, para cuya realización, por lo menos, no se contó con la debida autorización. La verdad, me causó repugnancia escuchar como se pretendió restar importancia a una cuestión desde algunos medios que, bajo el formato de periodismo, en realidad solo ofician como voceros de la conveniencia oficial.
A algunos de esos periodistas, como el caso de los de un programa radial que se llama LA BRUJULA (donde también tengo muy en claro que se difundieron las escuchas ilegales con todas las ganas), el actual intendente les mintió en la cara cuando les dijo que se había ausentado “nada más que cuatro días”, cuando en realidad había estado por lo menos diez afuera de la ciudad, y sin embargo, pauta publicitaria mediante, no hubo ningún reproche de su parte, ni reclamo, ni comentario crítico.
Ni hablar del programa “Panorama” o de las pontificaciones del periodista Gay, donde se trató al asunto de esta mentira flagrante como un “tema menor y sin importancia”, propio de “una oposición que quiere poner todo el tiempo palos en la rueda al crecimiento de la ciudad”.
¿Ustedes se imaginan si en aquellos días de mi intendencia, cuando todos los días se nos buscaba generar un escándalo y cierto o no, hasta un hecho mínimo como la renuncia de cualquier funcionario de tercer o cuarto orden, era el principal titular del diario, sucedía que se comprobaba fehacientemente que el intendente mentía para irse al extranjero, a hacer no se sabe qué, y decía que se fue menos de cinco días, cuando en realidad se fue por lo menos diez y no sólo eso, si no que deja urdida una burda maniobra de engaño a la ciudadanía, mediante el fraguado de partes periodísticos municipales para “dar sensación de presencia” cuando no se está y más grave aún, luego aparecían importantes resoluciones con su firma, cuando en realidad estaba a más de 10 mil kilómetros de distancia?
Por empezar, imagino que desde cierto sector del periodismo, se hubiera batido el parche hasta lograr que en cada verdulería, en cada club, en cada bar o reunión social de la ciudad, no se hablara de otra cosa y luego, descarto que muy presto, algún fiscal de la ciudad, seguro que por instrucciones expresas del doctor Juan Pablo Fernández, hubiera actuado de oficio para concretar las actuaciones del caso y buscado a un perito calígrafo hasta en la Antártida, para esclarecer a la brevedad tan flagrante e indudable violación de los deberes de funcionario público y pedir las condenas del caso.
Por el contrario, en este caso del viaje, nada de eso ocurrió hasta ahora y los actuales concejales que en cumplimiento del deber que les confirió la sociedad, procuran aportar a la justicia elementos al respecto, se encuentran con que el fiscal a cargo, sin ningún entusiasmo (a diferencia de las ganas que pusieron en mi caso) da mil vueltas y rodeos para desalentar cualquier avance que pudiera llegar al perjudicar al poder de turno y a sus socios.
Del mismo modo, me pregunto que hubiera pasado si durante mi gobierno se hubiera planteado una situación tan escandalosamente anómala y vergonzosa como la que se relaciona con la obra de remodelación de la aeroestación civil “Comandante Espora”, claramente uno de los más claros exponentes de los ventajosos negocios que algunos particulares con privilegios vienen haciendo con la intendencia y sus asesores, como epicentro.
¿Me pregunto que se hubiera dicho de mi administración si, por caso, al ingeniero Carlos Arecco, empresario que se comprometió por licitación a construir algo que no construyó o se construyo a medias, y a quien para nada se lo controla ni se lo sanciona como se debería, se lo viera muy orondo y despreocupado en las primeras filas protocolares de todos los actos oficiales presididos por el intendente o dispuesto a seguir haciendo negocios y gestando lucrativos fideicomisos (tal cual dijo el intendente hace pocas horas), sin que, ni a uno ni a otro, nadie se atreva a preguntarle o cuestionarle nada en relación al grave perjuicio que le ocasionan a los intereses de la ciudad con sus incumplimientos?
También en este caso, cuando hay mucho dinero público en juego y la estafa al interés de la ciudad de tan evidente es obscena, descuento que, de aplicarse la misma tesitura que se aplicó para con mi administración, en alguna fiscalía local se deberían estar decidiendo por estas horas, en forma febril, allanamientos múltiples y simultáneos, como los que cuando me concernían a mí, impulsaron, después de escuchar seis meses teléfonos en forma ilegal, llegar a la terrible conclusión de que quizás presté dos celulares o un automóvil a otro intendente y que por eso, debía destituírseme.
Y pongo estos ejemplos, concretos y recientes, casi al azar, entre otros muchos que podrían utilizarse para deschavar la escandalosa diferencia del tamaño de las varas con que se intentan medir muchas cosas en esta ciudad. Y no por una cuestión ideológica, si no por una cuestión de interés económico.
Además se podría hablar también de lo que ocurrió con una terminal de ómnibus que resultó más cara y de mucha peor calidad que la que proyectábamos nosotros y que necesitó de aportes del gobierno nacional para su construcción y que, por decisión personal del actual intendente, se pretende concesionar a una empresa muy cuestionada, por menos dinero de lo que se alquila un local en el centro de la ciudad, a diferencia del complejo que, con por completo con fondos propios, sin pedirle un peso a nadie, teníamos prevista, merced a la transparencia de nuestras cuentas, construir en lo que restaba del mandato que no pudimos completar.
O, tan o más grave aún, también se podría aludir al vergonzoso fracaso del que se presentó de boca del actual intendente como “el mejor sistema de transporte del país” y hoy, por ausencia de controles hacia empresas amigas de la intendencia que no pueden cumplir con lo establecido en un pliego mal hecho y pensado solo para satisfacer el bolsillo de los empresarios y no las necesidades de los usuarios, no sólo le complica la vida cotidiana a miles y miles de bahienses de todas las edades si no además ocasionó el cierre de empresas locales que compraban insumos a otras empresas locales y generaban empleo y mano de obra de la ciudad.
¿Se imaginan si, un día, quien les habla, cometía la osadía de “anunciar el mejor sistema de transporte del país” y al poco tiempo se veía esto que se ve y se padece cada día, como me hubieran caído encima, sin piedad, como me cayeron por cuestiones muchísimo menores, y ahora, sentenciado está, sin ningún sustento legal?
De algunos de estos negocios, los mismos que luego hicieron fuerza para sacarme como sea, en su momento me vinieron a hablar.
Pensé que con cerrarle las posibilidades para concretarlos, alcanzaba. Pero no fue así, se las ingeniaron para sacarme y, en muchos casos, llevarlos adelante igual.
Por eso es que digo que a partir de ahora tendré mucho por decir y esta, tan sólo es mi primera explicación pública, ahora que estoy por completo reivindicado por la Justicia, con la mayor contundencia posible.
Así fueron algunas cosas, lamentablemente.
La prueba final sobre el contubernio que me corrió, está en la difusión de la noticia, de la difusión de este fallo que se hizo en las últimas horas.
Primero, se intentó volver a generar confusión diciendo que no está terminado lo que, en la práctica, sí está terminado y luego, como el disparate jurídico es grande y en esta ciudad hay muchos abogados que, desde el sentido común les dirán: “Muchachos, van perdiendo 16 a 0, dense cuenta que ya está. “Perdieron”.
No hay vuelta atrás, no demoren más las cosas, tengan un mínimo gesto de grandeza”. Por qué, decir que esta decisión se puede apelar para seguir generando confusión en la opinión pública, como poderse decir, se puede, pero, suponer con una cuota de sensatez que se van a revertir 16 votos tan fundamentados a favor y ninguno en contra, es algo que no tiene la menor posibilidad concreta de pasar de la mera intención.
Luego, como eso no tiene mucho sentido, lo que se pretende, es minimizar el asunto, o tratar que pase rápido, para que enseguida, con muchos medios rentados, se olvide todo y se logre instalar otro tema que tape al anterior. Es la soberbia de cierto periodismo: para destrozarte injustamente no ahorran minutos y dedican páginas y programas enteros a cumplir con su misión, pero cuando la justicia te reivindica, pretenden hacer una nota de “dos minutos” porque, claro, hay otros temas más urgentes. Por suerte, insisto, es cada vez más la gente que se da cuenta y les cree cada vez menos.
Por eso, a quienes crean que van a lograr tapar el sol con un dedo, les sugiero que no lo intenten. No se puede ser ni tan obvio ni tan necio.
De parte de gente de bien, que puede equivocarse, como todos nos equivocamos, en estos casos, podría aceptarse que se intente paliar el daño causado con un pedido de disculpas, seguido del correspondiente propósito de enmienda por el perjuicio causado en forma injusta, pero, mucho me temo que, en este caso, para nada estamos en presencia de gente de bien.
¿O puede calificarse de esta forma a quienes pese a que la justicia dictaminó la enorme gravedad de una violación de garantías personales tan flagrante, insisten en asegurar que “pese a lo que digan los jueces, las intervenciones telefónicas existieron y la gente escuchó lo que en ellas se decían”?
¿No es este tipo de posturas una antesala a la aprobación de otros métodos más tenebrosos, como la tortura o la aplicación de tormentos en procura de obtener confesiones? De todas formas, tengo muy claro que no es la actual administración municipal, muy proclive a respetar las garantías constitucionales y los derechos humanos, a juzgar por estremecedoras declaraciones que el actual intendente o el actual presidente del concejo deliberante no han dudado en formular en algunas ocasiones.
Así como también tengo claro que quienes pergeñaron esto en contra mía y de la institucionalidad de la ciudad y todavía intentan defenderlo con estos argumentos, no hacen más que poner en evidencia con indudable claridad síntomas psicopáticos flagrantes.
Lo digo con todas las letras: todo esto fue obra de un psicópata que, ya sea presionando, cobrándose favores o comprando servicios varios, logró manipular y someter a su intención a políticos, empresarios, funcionarios judiciales y periodistas para salirse con la suya.
Y un psicópata, si bien enfermo, es alguien caracterizado por un perfecto discernimiento de lo que está bien y lo que está mal, lo mismo que por una total imposibilidad de dar o recibir afecto alguno y una constante tendencia a diversas perversiones, entre ellas las de tratar de corromper a todos a su entorno, en procura de sentir que no es el sólo si no que son muchos los que están en su misma condición.
Cuando, tras los allanamientos, aquel 28 de febrero de 2006 regresé a la ciudad, consternado y un poco aturdido como estaba, recuerdo que alguien que dijo ser funcionario judicial y cuyo rostro, en medio de la situación no me resulta posible recordar, me esperó en el aeropuerto y me puso en la mano un papelito que decía: “TODO FUE INEVITABLE. LAS ESCUCHAS LAS TIENEN LARRABURU Y TUNESSI”.
En ese momento, y ante las circunstancias planteadas, no pude hacer más que leerlo y no entender muy bien a que se refería, pero el tiempo y los hechos me han demostrado que lo que decía aquella esquela manuscrita, podía terminar por ser absolutamente cierto.
En fin, ustedes entenderán que esta de hoy es la primera de varias manifestaciones públicas con las que pretendo intentar explicar a mi comunidad, la verdad total sobre lo que ocurrió, porque ocurrió y quienes fueron los responsables de que así sucedieran determinadas cosas.
Algo que, ahora está sentenciado, partió de una ilegalidad descomunal sobre la cual deberán responder dónde corresponde quienes deban responder. Los médicos, cuando nos equivocamos, somos pasibles de los denominados procesos por “mala praxis”.
Cuándo un policía actúa mal ¿Qué sanción le cabe? ¿Y cuando son fiscales o jueces, los que meten la pata de manera tan grosera? O peor aún, ¿cuándo son periodistas, que engañaron a la opinión pública, valiéndose de una ilegalidad para hacer ver algo que no era? ¿Alcanza con que digan nos equivocamos o corresponde que paguen por su error, a través de la misma justicia que le negaron a otros?
No me anima un deseo personal de reivindicación o algún afán de beneficio personal, si no buscar el bien para mi ciudad, a la que se sometió a un trauma tan inmenso como innecesario y a la que se le hizo y se le hace pagar un costo altísimo, porque claro está, las enormes consecuencias de todo esto, las pagamos (y las deberemos seguir pagando) entre todos.
Bahía Blanca no merece que quienes fueron capaces de cometer semejante barbaridad se salgan con la suya, como ya se han salido en algunos casos en estos años concretando muchos negocios a costa de todos, ni mucho menos, que maniobras perversas y maquiavélicas de este tipo permanezcan impunes.
Porque, si le hicieron lo que le hicieron a un intendente, democrática y legítimamente elegido, ¿que queda para un vecino común? Al recordar que fueron capaces de llegar a tanto y de tomarse semejante trabajo, con tal de sacarme del medio, reconozco que a veces “siento temor por mi vida”, pero también estoy seguro que no dar esta pelea, sería rendirme a un miedo con el que, los bahienses, no nos merecemos vivir.

1 comentario:

  1. Aguante Lopes, ahora que se cayeron las caretas,que cada uno atienda su juego. Bahía comosiempre seguirá servil, triste, ciega, sorda y muda en manos de los dueños de los negocios. Igual va;ió tu intento.
    Aguante la fm de la calleeeeeee, aire puro, en esta tierra hostil.

    Fede Marzolla

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