Falleció este sábado a los 95 años el arzobispo emérito de la ciudad de Bahía Blanca, monseñor Jorge Mayer. Para el intendente Cristian Breitenstein fue "un buen pastor", "parte importante del catolicismo de Bahía Blanca" y por eso lo eligió como uno de los 200 Ejemplos del Bicentenario.
"El fallecimiento de Mayer es una pérdida sensible como toda pérdida humana. Seguramente por lo que fue su trayectoria de vida, por los largos años que vivió y por lo que hizo en el medio, como cristiano uno no deja de tener una alegría en este momento", dijo el jefe comunal en la despedida realizada en la Catedral.
Luego de recibir la distinción del oficialismo local la Fiscalía a cargo del dr. Abel Córdoba solicitó al juez que lleva adelante la causa 04/07 que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la órbita de la Armada que lo cite como testigo ante las reiteradas menciones sobre su persona que hacen los sobrevivientes y familiares de las víctimas.
Incluso, el propio Mayer -en mayo del 77- no ahorró loas "antisubversivas" cuando le tocó ser uno de los oradores en un acto en que se distinguió a los hoy procesados Julián Oscar Corres, Carlos Alberto Arroyo, Miguel Ángel García Moreno y Mario Carlos Méndez por haber asesinado a Daniel Hidalgo y Olga Silvia Souto Castillo en un departamento del cuarto piso de Fitz Roy 137 el 14 de noviembre de 1976.
Los familiares de "los chicos de la ENET" secuestrados por la patota del V Cuerpo, según la requisitoria de elevación a juicio, "en dos oportunidades entrevistaron a monseñor Mayer (...) que profirió diversas hipótesis sobre lo ocurrido. Tras una primera reunión en la que 'prometió influir sobre las autoridades militares', manifestó que su 'influencia era limitada, que los militares le habían dicho que ellos también tenían sus secuestrados, que a su vez le indicaron que los secuestros podían ser obra de Montoneros y lo iban a investigar'. Al concluir la reunión, y en contradicción con las palabras expresadas anteriormente, les informó que 'lo que había generado las detenciones, al parecer, era el posible tráfico de drogas'”.
También recurrieron ante el religioso para pedir información sobre los obreros gráficos de la La Nueva Provincia Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, desaparecidos por unos días para luego aparecer sus cuerpos acribillados en cercanías a "La cueva de los leones". La respuesta a una de las viudas fue tajante: "Los buenos no son para esta tierra".
Lamentablemente, Mayer no se puso a disposición de la justicia. No dijo lo que sabía. Ante el llamado para que brinde su testimonio, la Curia se presentó mediante un representante legal y manifestó que no estaba en condiciones de declarar. Dos médicos del Hospital Penna lo examinaron y concluyeron que estaba con la salud mental deteriorada.
Otra opinión tienen los escribas de LNP y lo demuestran con admiración comentando que "hasta los últimos tiempos, se levantaba a las 6, ponía LU2 y se subía a la bicicleta fija. Leía por horas sobre la Iglesia y la Argentina, y le gustaba escuchar partidos de fútbol por radio, sobre todo si jugaba la Selección. A las 19, todas las tardes, misa. También viajaba por la zona, principalmente para las Confirmaciones".
Dicen que fue un buen pastor. Tal vez haya sido solo un lobo más.
Elena Montechiari, Madre de Plaza de Mayo de Bahía Blanca, aun conserva nítido el recuerdo del día en que la echó de la Catedral junto a sus compañeras por ser "tan montoneras como sus hijos". Poco tiempo atrás lo encontró en un banco y el obispo colaboracionista le prometió arrodillarse a rezar por los 30 mil desaparecidos...
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La historiadora Virginia Dominella dio cuenta del contexto en el que Mayer llegó a nuestra ciudad y brindó algunos detalles de su compromiso con el ala más conservadora y represiva de la Iglesia Católica.
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"El fallecimiento de Mayer es una pérdida sensible como toda pérdida humana. Seguramente por lo que fue su trayectoria de vida, por los largos años que vivió y por lo que hizo en el medio, como cristiano uno no deja de tener una alegría en este momento", dijo el jefe comunal en la despedida realizada en la Catedral.
Luego de recibir la distinción del oficialismo local la Fiscalía a cargo del dr. Abel Córdoba solicitó al juez que lleva adelante la causa 04/07 que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la órbita de la Armada que lo cite como testigo ante las reiteradas menciones sobre su persona que hacen los sobrevivientes y familiares de las víctimas.
Incluso, el propio Mayer -en mayo del 77- no ahorró loas "antisubversivas" cuando le tocó ser uno de los oradores en un acto en que se distinguió a los hoy procesados Julián Oscar Corres, Carlos Alberto Arroyo, Miguel Ángel García Moreno y Mario Carlos Méndez por haber asesinado a Daniel Hidalgo y Olga Silvia Souto Castillo en un departamento del cuarto piso de Fitz Roy 137 el 14 de noviembre de 1976.
Los familiares de "los chicos de la ENET" secuestrados por la patota del V Cuerpo, según la requisitoria de elevación a juicio, "en dos oportunidades entrevistaron a monseñor Mayer (...) que profirió diversas hipótesis sobre lo ocurrido. Tras una primera reunión en la que 'prometió influir sobre las autoridades militares', manifestó que su 'influencia era limitada, que los militares le habían dicho que ellos también tenían sus secuestrados, que a su vez le indicaron que los secuestros podían ser obra de Montoneros y lo iban a investigar'. Al concluir la reunión, y en contradicción con las palabras expresadas anteriormente, les informó que 'lo que había generado las detenciones, al parecer, era el posible tráfico de drogas'”.
También recurrieron ante el religioso para pedir información sobre los obreros gráficos de la La Nueva Provincia Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, desaparecidos por unos días para luego aparecer sus cuerpos acribillados en cercanías a "La cueva de los leones". La respuesta a una de las viudas fue tajante: "Los buenos no son para esta tierra".
Lamentablemente, Mayer no se puso a disposición de la justicia. No dijo lo que sabía. Ante el llamado para que brinde su testimonio, la Curia se presentó mediante un representante legal y manifestó que no estaba en condiciones de declarar. Dos médicos del Hospital Penna lo examinaron y concluyeron que estaba con la salud mental deteriorada.
Otra opinión tienen los escribas de LNP y lo demuestran con admiración comentando que "hasta los últimos tiempos, se levantaba a las 6, ponía LU2 y se subía a la bicicleta fija. Leía por horas sobre la Iglesia y la Argentina, y le gustaba escuchar partidos de fútbol por radio, sobre todo si jugaba la Selección. A las 19, todas las tardes, misa. También viajaba por la zona, principalmente para las Confirmaciones".
Dicen que fue un buen pastor. Tal vez haya sido solo un lobo más.
Elena Montechiari, Madre de Plaza de Mayo de Bahía Blanca, aun conserva nítido el recuerdo del día en que la echó de la Catedral junto a sus compañeras por ser "tan montoneras como sus hijos". Poco tiempo atrás lo encontró en un banco y el obispo colaboracionista le prometió arrodillarse a rezar por los 30 mil desaparecidos...
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La historiadora Virginia Dominella dio cuenta del contexto en el que Mayer llegó a nuestra ciudad y brindó algunos detalles de su compromiso con el ala más conservadora y represiva de la Iglesia Católica.
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