El escritor y dramaturgo David Viñas, un rebelde por naturaleza cuya generación se empeñó en derribar los mitos de la historia y la literatura del país murió a los 83 años, a raíz de una neumonía.
Esta mañana en nuestro programa, el ensayista y escritor Guillermo David, aseguró que Viñas "inventó un modo de leer la literatura, de poner la mirada crítica sobre la literatura de una manera política que era algo que no existía".
"David con su obra pero también con su presencia y con su intervención pública, en la medida que él conforma el escritor intelectual político a la manera de Sartre", junto a sus amigos del grupo Contorno, "a lo largo de 40 o 50 años vienen sosteniendo la posibilidad de pensar políticamente los textos que fundan la Argentina. Muchos de nosotros no existiríamos sin David, no existiría Horacio González, no existiría Beatriz Sarlo...", afirmó.
El ex director de Biblioteca Popular y Centro de Documentación Carlos Astrada de Bahía Blanca, calificó a Viñas como "crítico, enojoso, es un tipo que estaba siempre en posición de combate. Es alguien que si tenía una propuesta para hacerle al mundo era polemizar, instalar el diálogo, la posibilidad de la dialéctica en la vida cotidiana, estaba siempre peleándose con algo".
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A Viñas se le recuerda por narraciones de fuerte compromiso social como 'Los dueños de la tierra', 'Dar la cara' y 'Un Dios cotidiano', pero también por obras de teatro como 'Lisandro', además de una rica producción ensayística.
"Además de sus valores literarios, fue un crítico, un historiador de la literatura, brillante, donde la ideología y el elemento político fueron esenciales", comentó a la AFP el editor Daniel Divinsky, fundador y director de Ediciones de la Flor.
Indócil, polemista y visceral, había reafirmado hace poco su negativa a sumarse a grupos de pensadores progubernamentales con el argumento de que "un intelectual no puede ser oficialista".
Divinsky recordó que en un encuentro nocturno en un restaurante le puso de nombre a una antología 'Buenos Aires, de la fundación a la angustia', con cuentos de Julio Cortázar y Leopoldo Marechal, entre otros.
"A él le encargamos uno de los cuentos y escribió el único de tono humorístico de su producción. Un delirio que se llama 'Buenos Aires primera capital socialista de Sudamérica'", dijo Divinsky.
Viñas fue uno de los creadores de la revista Contorno, que en los años 50 reunió en Argentina a intelectuales marxistas y existencialistas, pero tuvo que marcharse al exilio tras el golpe de Estado que instauró una dictadura entre 1976 y 1983.
Durante el régimen, sus hijos María Adelaida y Lorenzo Ismael fueron secuestrados y figuran entre los 30.000 detenidos-desaparecidos.
"Es un homenaje a mis hijos", respondió secamente en 1991 cuando se le preguntó por qué rechazaba los 25.000 dólares de la Beca Guggenheim.
Crítico de las formas de violencia oligárquica, publicó en 1958 'Los dueños de la tierra', que narra una historia ambientada en la década de los años 20, cuando en la sureña Patagonia se desarrolló una prolongada huelga obrera y campesina que terminó con una cruenta represión militar.
Profesor de literatura en la Universidad y autor de ensayos, puso en la mira la obra de "mitos intocables", como el primer gran novelista argentino, Domingo Faustino Sarmiento, periodista, militar y pedagogo que ejerció la presidencia entre 1868 y 1874, o el afamado Borges.
"No es tanto ya la producción de Borges, sino el borgismo que es una especie de sociedad anónima que se ha encargado de obliterar, congelar toda la situación de la producción literaria y cultural", opinó en una entrevista.
Presidente de la Federación Universitaria Argentina en los años 50, ganó dos veces el Premio Nacional de Literatura, por 'Dar la cara' y 'Jauría', además del premio Casa de las Américas en 1967, con un jurado que integraba Cortázar, por la novela 'Los hombres de a caballo'.
Iconoclasta, ni siquiera se salvaban sus congéneres, al señalar que "como decía (el ensayista Arturo) Jauretche, la mayoría de los intelectuales argentinos, suben al caballo por la izquierda y bajan por la derecha".
La generación de escritores de la que formó parte Viñas fue bautizada como "parricida", por haber apuntado los cañones contra figuras tradicionales.
Fuentes: Propias y AFP.
Esta mañana en nuestro programa, el ensayista y escritor Guillermo David, aseguró que Viñas "inventó un modo de leer la literatura, de poner la mirada crítica sobre la literatura de una manera política que era algo que no existía".
"David con su obra pero también con su presencia y con su intervención pública, en la medida que él conforma el escritor intelectual político a la manera de Sartre", junto a sus amigos del grupo Contorno, "a lo largo de 40 o 50 años vienen sosteniendo la posibilidad de pensar políticamente los textos que fundan la Argentina. Muchos de nosotros no existiríamos sin David, no existiría Horacio González, no existiría Beatriz Sarlo...", afirmó.
El ex director de Biblioteca Popular y Centro de Documentación Carlos Astrada de Bahía Blanca, calificó a Viñas como "crítico, enojoso, es un tipo que estaba siempre en posición de combate. Es alguien que si tenía una propuesta para hacerle al mundo era polemizar, instalar el diálogo, la posibilidad de la dialéctica en la vida cotidiana, estaba siempre peleándose con algo".
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A Viñas se le recuerda por narraciones de fuerte compromiso social como 'Los dueños de la tierra', 'Dar la cara' y 'Un Dios cotidiano', pero también por obras de teatro como 'Lisandro', además de una rica producción ensayística.
"Además de sus valores literarios, fue un crítico, un historiador de la literatura, brillante, donde la ideología y el elemento político fueron esenciales", comentó a la AFP el editor Daniel Divinsky, fundador y director de Ediciones de la Flor.
Indócil, polemista y visceral, había reafirmado hace poco su negativa a sumarse a grupos de pensadores progubernamentales con el argumento de que "un intelectual no puede ser oficialista".
Divinsky recordó que en un encuentro nocturno en un restaurante le puso de nombre a una antología 'Buenos Aires, de la fundación a la angustia', con cuentos de Julio Cortázar y Leopoldo Marechal, entre otros.
"A él le encargamos uno de los cuentos y escribió el único de tono humorístico de su producción. Un delirio que se llama 'Buenos Aires primera capital socialista de Sudamérica'", dijo Divinsky.
Viñas fue uno de los creadores de la revista Contorno, que en los años 50 reunió en Argentina a intelectuales marxistas y existencialistas, pero tuvo que marcharse al exilio tras el golpe de Estado que instauró una dictadura entre 1976 y 1983.
Durante el régimen, sus hijos María Adelaida y Lorenzo Ismael fueron secuestrados y figuran entre los 30.000 detenidos-desaparecidos.
"Es un homenaje a mis hijos", respondió secamente en 1991 cuando se le preguntó por qué rechazaba los 25.000 dólares de la Beca Guggenheim.
Crítico de las formas de violencia oligárquica, publicó en 1958 'Los dueños de la tierra', que narra una historia ambientada en la década de los años 20, cuando en la sureña Patagonia se desarrolló una prolongada huelga obrera y campesina que terminó con una cruenta represión militar.
Profesor de literatura en la Universidad y autor de ensayos, puso en la mira la obra de "mitos intocables", como el primer gran novelista argentino, Domingo Faustino Sarmiento, periodista, militar y pedagogo que ejerció la presidencia entre 1868 y 1874, o el afamado Borges.
"No es tanto ya la producción de Borges, sino el borgismo que es una especie de sociedad anónima que se ha encargado de obliterar, congelar toda la situación de la producción literaria y cultural", opinó en una entrevista.
Presidente de la Federación Universitaria Argentina en los años 50, ganó dos veces el Premio Nacional de Literatura, por 'Dar la cara' y 'Jauría', además del premio Casa de las Américas en 1967, con un jurado que integraba Cortázar, por la novela 'Los hombres de a caballo'.
Iconoclasta, ni siquiera se salvaban sus congéneres, al señalar que "como decía (el ensayista Arturo) Jauretche, la mayoría de los intelectuales argentinos, suben al caballo por la izquierda y bajan por la derecha".
La generación de escritores de la que formó parte Viñas fue bautizada como "parricida", por haber apuntado los cañones contra figuras tradicionales.
Fuentes: Propias y AFP.
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